Un jinete sin cabeza, a lomos de un hermoso caballo de bronce, se exhibe en la explanada del Born, en Barcelona.
Cada día, desde que llegó a instalarse ahí, amanece con alguna nueva ornamentación: huevos estrellados y escurridos, tomates, manchas de pintura, muñecas hinchables, banderas esteladas y moscas despistadas -o no-.
Hoy amaneció decorado con una auténtica cabeza de cerdo.
Habría que ir a buscar la cabeza perdida de aquel jinete (dicen que se llamaba Francisco), quizá está por ahí coronando el cuerpo, también decapitado, del marrano en cuestión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario