domingo, 16 de junio de 2013

La infancia de un tirano

Una madre trae en brazos a su pequeño hijo. El nene porta su gorrita y su trajecito de baño, unas pequeñas chanclas y un chupón que le adorna los morros. La mamá con mucha dificultad consigue meterlo a la zona de la piscina adecuada para niños. No están ahí más de cinco minutos porque el bebé no lo soporta. Pide a gritos salir de ahí. La abnegada madre lo carga hasta las duchas, el crío en el proceso, lanza una mirada triunfante hacia el anonadado público. En la ducha patalea y grita como si lo estuvieran matando. Ya en el vestidor, la escandalosa lucha continúa. Otra vez los gritos, a los que ahora se suma el lanzamiento de patadas a la madre que responde con mimos. 

Hasta ahí todo más o menos normal, si no fuera porque el pequeño tirano tiene ya seis años.

viernes, 14 de junio de 2013

Historias de autobús

El hombre sube trabajosamente al autobús. Lleva consigo un bastón y una inmensa soledad. Se sienta sonriente y mira amorosamente a la pareja de ancianos, que le devuelven una sonrisa desde el asiento contiguo. El octogenario aprovecha ese gesto y cuenta su historia. Su mujer padece Alzheimer. La tuvo en casa durante unos años, hasta que le dio una embolia. Anduvo de hospital en hospital. Cuando consiguió salir, fue a dar a una residencia, donde recibe los cuidados que necesita. Sin dejar la sonrisa, dice orgulloso: 
- Yo voy a visitarla todos los días. Sin falta. Ya no me conoce, ya no me habla. Pero me escucha ¿sabéis?. Cuando me voy, le doy un beso en la mejilla y ella responde a mi amor con un sólo gesto: reposa, agradecida, su cabeza en mi pecho. 
Del bolsillo de la camisa, saca dos fotografías. En una, se puede apreciar a una hermosa mujer, en traje de novia, que mira a la cámara llena de felicidad. En la otra foto, un apuesto joven, en traje de novio, mira también feliz a la cámara. La observa con los mismos ojos verdes que aún destellan en su surcado rostro, mientras explica que ella nació en 1927, él en 1930. Se casaron cuando él tenía 26 años. Desde entonces no ha habido un día en que no la tome de la mano con amor. 
El hombre guarda ambas fotografías junto a su corazón, explica que las lleva siempre ahí, desde que ella ya no vive con él.
Mira por la ventana y ve que ha llegado a su destino. 
- Aquí me bajo, tomo allá enfrente el metro y enseguida llego a la residencia. Hoy ya voy tarde, suelo salir más temprano. 
El hombre se baja del autobús y camina hacia aquella caricia diaria que le demuestra que ella todavía existe y, sobre todo, que aún lo ama aunque casi ya no lo sepa.

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Ella ya no habla, le doy un beso y se acurruca en mi pecho durante un instante. Todavía me ama aunque casi ya no lo sepa.

sábado, 8 de junio de 2013

Objetos perdidos

Foto: Bristol Airport
Glyn es un adorable osito de peluche que alguien olvidó en el aeropuerto de Bristol. Junto a él se encontró una postal fechada en marzo de 1918. En el reverso puede leerse "Con mucho amor para nuestro querido papi, de su pequeña hija Dora con Sonnie y Glyn". La foto probablemente estuvo guardada junto al corazón de ese padre, mientras iba a la Primera Guerra Mundial. 

Glyn es tuerto, luce una oreja colgante y el pelo gastado de tanto abrazo. Y su tristeza es evidente. Lleva 14 meses sentado en un escritorio, abandonado y esperando ese abrazo que no llega. Los esfuerzos del personal del aeropuerto por encontrar a su dueño no han dado frutos. Si alguien sabe algo, por favor contacte con el aeropuerto de Bristol. El osito centenario está desesperado por volver a casa.