jueves, 21 de abril de 2016

Monjas

- Esa monja es un poco rara. 
- Y sí. Hay algunas monjas muy buenas personas, pero hay otras que...¡tú tienes de monja lo que yo! Esta es mexicana. Ojito. A título orientativo te lo digo, como ya hemos tenido de todo. Hay que controlar los nervios, que si no, te pueden destrozar los órganos. ¿Tú has visto qué día hace? ¡Qué día más tonto! Esta mañana fresquito y ahora hace calor. ¡Mira qué sol! ¡Estoy achicharrá!
- ¿Y la Antonia?
- Ella es educada, pero se pasa un poco. Se cree que ha de tener mayordomo. Está impedida, la pobre.
- Ah, ¿pero no anda?
- No, ¿no ves que siempre anda ahí con ella su marido ayudándola en todo?
- ¿Es su marido? ¿Y qué hacen ahí juntos los dos metidos en la residencia?
- Son viudos los dos y se conocieron ya ahí, con las monjas. Se casaron ahí a la vuelta, en la iglesia de Pedralbes. 
- Anda, ¡qué interesante! Pero él es muy joven, ¿no? ¿Qué hace en la residencia?
- Él está mejor conservado que ella, sí. Pero es mayor. Tiene un hijo solo. Y los dos enviudaron. Y ya se sabe, acabaron ahí.

Las dos mujeres se levantaron de sus asientos, tomaron sus historias, sus paraguas y sus bolsos y, desgraciadamente, se bajaron del autobús...

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