miércoles, 2 de octubre de 2013

2 de octubre, no olvidamos



Un miércoles, 2 de octubre como hoy, hace cuarenta y cinco años, una plaza repleta de estudiantes, obreros y maestros, fue iluminada por cuatro luces de bengala. Tras ellas vinieron el horror, el terror, muchos hombres de guante blanco y cara de perro, inmensos tanques asesinos y helicópteros que escupían balas y fuego contra la multitud. En la plaza de Tlatelolco había mujeres, hombres, jóvenes y viejos, también había niños pequeños, algunos aún en la barriga de sus madres y cuya vida terminó sin haber siquiera nacido, arrebatada cruelmente por una bayoneta que mandó el gobierno. Los militares estaban fuertemente armados, los civiles sólo iban armados de razones y palabras. Las balas resonaron, los alaridos también. La sangre tiñó de rojo el suelo, las paredes, las manos de los heridos y las ropas de los muertos, muchos muertos. Probablemente también la de los desaparecidos que aún hoy no hemos encontrado. También tiñó nuestra memoria para siempre. 

Dos de octubre, no olvidamos, sería imposible.

Dos de octubre, ni perdón, ni olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario